Planos de color, formas orgánicas y provocadoras componen imágenes sensuales y tentadoras que transmiten un mensaje de placer desligado de la mirada masculina, una mirada reflexiva sobre el placer y la libertad de sentir una reconciliación con el mismo cuerpo y el clímax.

Su trabajo indaga sobre las libertades del cuerpo femenino y las fuertes presiones sociales que se han impuesto sobre el y han opacado de muchas formas su sexualidad, relegando toda forma de placer, convirtiéndola en un objeto más de deseo, como si su fin no fuera el de sentir sino meramente el de ser usado por diferentes medios, no solo sexuales sino comerciales, algunos operantes desde la
sombra, otros disfrazados de trabajo.

Puntualmente su obra pictórica es un llamado a la libertad sexual femenina de sus históricas opresiones religiosas, morales, éticas dictaminadas y mal vistas por ideales que se fundaron sobre pilares de Ignorante y ambiciosa testosterona.

El cuerpo de la mujer es un medio entonces de autodeterminación, un territorio de soberanía y de experimentación libre de la vista pornográfica y meramente objetual al servicio de un hombre para ser un medio de reflexión y autónomo libre de sesgos, TABÚES y la sombría